jueves, 27 de noviembre de 2014

Ni es Santa, ni es llana, ni tiene mar pero, es preciosa

La verdad que, siempre que tenemos oportunidad hacemos una excursión a Santillana del Mar, una localidad cántabra más conocida como ''el pueblo de las 3 mentiras''. Ni es Santa, ni es llana ni tiene mar pero, sin duda alguna es un lugar en el que perderse de vez en cuando. Lo tiene todo para hacer conseguir que la escapada sea perfecta; gastronomía, naturaleza, comercio artesanal, cultura y una belleza en sus calles empedradas que hace de Santillana del Mar uno de los rincones más bellos de la región.

Cuando estamos por allí, a decir verdad, siempre hacemos el mismo recorrido y paramos en los mismos sitios pero, es inevitable...

1. Aparcamos en una explanada en la que, no entiendo todavía muy bien, hay que dar 2€ por vehículo estacionado a dos chico que hay allí con un cartón en el que hay escrito que el aparcamiento es suyo... al final, nos acaban conociendo...

2. Recorremos la calle de las tiendas, siempre paramos en dos. La primera está repleta de cosas especiales: decoración, juguetes, regalos, bolsos... pero es tan cara que casi nunca compramos nada. Y la segunda parada, es en la tienda de los sombreros. Impresionante, hechos a mano y preciosos (yo tengo uno muy especial)

3. Vamos al Museo del Barquillero donde contemplamos los juguetes de hace décadas en el que siempre compramos chuches sin azúcar, peonzas... o lo que surja.

4. Tomamos el vermú en un Bar que me encanta. Está lleno de canapés riquísimos.

Estos cuatro pasos, vayamos solos o con la familia, no nos saltamos ni uno... jajaja ¡Ah! Y en verano no falla el paseo en burro con los peques y si se tercia nos llevamos a casa las mejores quesadas del mundo mundial, las de Quevedo.

En fin que Santillana nos gusta y volveremos una vez y otra y otra...